Wednesday, August 10, 2011

Para su consideración 2

aquí les va el comienzo del segundo capítulo.. a ver si mejora...


Capítulo Dos
El primer día

  Me levanté con algo de tortícolis luego de dormir cuatro horas en el sofá, como una burla macabra de La Piedad de Miguel Ángel. Maldije lo nuevo que era el sofá, y maldije nuevamente al recordar que es sofá-cama. Colocándome la mano en la parte posterior del cuello, traté de llevar las vertebras a su posición correcta, escarbando en los confines de mi memoria el procedimiento quiropráctico para llevarlo a cabo.

  Miré absorta a mí alrededor, buscando alguna señal que explicara qué hacía sentada allí. Pude ver el cenicero, los cigarros y un vaso de agua a medio llenar en la mesa de café. El resto de la casa parecía intacta, como si nadie estuviese viviendo allí. Pasé la mirada por el escritorio frente a mí y al ver la laptop encendida una imagen cruzó como relámpago por mi memoria: mi vecino, alto, dominante, espectacular, mirándome con esos ojos eclipsados por una oscuridad infinita que me llamaban a su encuentro, mientras yo salía a su encuentro, en pijamas, bate en mano.

  Traté de sacarme el recuerdo sacudiendo mi cerebro tan fuerte como pudiese, pero al tratar de mover la cabeza el tirón de cuello fue tal que caí contra el respaldar adolorida. Maldije nuevamente, esta vez golpeando con el puño cerrado al indefenso apoyabrazos del sofá. Vaya comienzo, mi primer día empezó maravillosamente... !mal!

  Me incorporé malhumorada, refunfuñando todavía, ya que ahora no sólo me duele el cuello, sino también la espalda. Me asomo por la ventana, tratando de no seguir pensando en la vergüenza descomunal que pasé hace unas horas. Todo seguía en silencio, en un tono gris claro, con un movimiento pausado pero constante de la ciudad. No hay mucha luz a pesar de la hora que es, las nueve de la mañana, pero puedo apreciar algo brillante en los techos. ¿Qué será?
  
  Abro la ventana para tratar de ver más claramente el techo de la casa de al lado. ¡Puto frío! Me envuelvo entre mis propios brazos buscando algo de calor, como si eso fuese a servir de mucho. Respiro hondo buscando valor y me asomo.

  Quién te manda a venir a una ciudad que queda dentro del Círculo Polar Ártico, ¡claro que va hacer frío tarada! Al ver el techo de al lado que me encuentro, ¡con una capa fina de hielo, escarcha! Grandioso recibimiento. ¡Morning frost! me dije irónica, mientras imitaba alguna posición desarticulada de porrista adolecente.

  Regreso al calor de mi apartamento ya tiritando de la más baja temperatura a la cual me haya enfrentado en toda mi vida. Cierro la ventana y al volver la mirada afuera, el museo mostraba sus más hermosas galas justo en el instante en que un débil rayo de sol cruza entre las nubes y hace brillar la capa de hielo sobre su techo. Me quedó inerte, sin palabras, no sé por cuánto tiempo.

  Y allí, contemplando lo que parecía ser una imagen imposible de comprender para mí, el inconfundible sonido de un avión que surca el espacio aéreo buscando altura llegó a mis oídos, en la lejanía, mientras mi mente me arrastraba con una violencia desenfrenada a ese foso oscuro, otra vez.

  La poca luz que me rodeaba fue perdiendo su fuerza, su valor, mientras que la voz de una locutora de noticias golpeaba mi rostro con su ya conocido y despiadado “Desaparecido”. Pude ver como se formaba entre mis manos la misma taza de café rebosándose mientras mi tensión descendía abruptamente. Podía sentir el calor del líquido hirviente que se resbalaba entre mis dedos y cómo se iba formando el grito gutural de mi madre, detrás de mí, que corría a mi salvación…



Bueno gente... pidan más si les interesa lo que leen...

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